Cómo el Ayuno Influye en las Fluctuaciones de tus Hormonas Sexuales

Cómo el Ayuno Influye en las Fluctuaciones de tus Hormonas Sexuales

¿Cómo Afecta el Ayuno a las Hormonas Sexuales Femeninas?

En el transcurso de un mes, las hormonas sexuales femeninas como el estrógeno, la testosterona y la progesterona experimentan variaciones significativas. Estas fluctuaciones influyen en la forma en que tu cuerpo responde al ayuno en cada fase del ciclo menstrual. No se trata de falta de disciplina, sino de adaptarse a las necesidades hormonales específicas que cambian cada semana.


Estrógeno y el Ayuno: La Mejor Etapa para Ayunar

El estrógeno es una hormona que responde bien al ayuno, especialmente en la primera fase del ciclo menstrual, que incluye la fase menstrual y folicular. En esta etapa, los niveles de estrógeno están en aumento, lo que hace que el cuerpo tolere bien ayunos más largos, de 16 horas o más.

¿Por Qué el Estrógeno Reacciona Bien al Ayuno?

  • Interacción con la insulina: El estrógeno prospera cuando los niveles de insulina son bajos, y el ayuno ayuda a reducir la insulina, creando un entorno hormonal favorable.
  • Impacto en la fertilidad: Cuando los niveles de insulina son elevados, pueden afectar la producción de estrógeno, lo que a su vez puede afectar la fertilidad. Al reducir la insulina, el ayuno puede ayudar a mantener los niveles de estrógeno estables.


Testosterona y Ayuno: Mejor Ayuno Moderado Durante la Ovulación

La testosterona es esencial para la energía y la claridad mental, y su impacto es más notable durante la fase de ovulación. Aunque en los hombres el ayuno intermitente se asocia con un aumento de testosterona, los estudios en mujeres son limitados. Durante la ovulación, cuando la testosterona, el estrógeno y la progesterona están equilibrados, el ayuno de hasta 15 horas suele ser lo más adecuado.

¿Por Qué Limitar el Ayuno Durante la Ovulación?

  • Presencia de cortisol: Los niveles altos de cortisol (hormona del estrés) pueden interferir con la testosterona y la progesterona, por lo que es importante evitar ayunos largos.
  • Equilibrio hormonal: Durante la ovulación, el cuerpo está en su punto de equilibrio hormonal, y el ayuno moderado puede ayudar a mantener esta armonía.


Progesterona y Ayuno: Evita el Ayuno en la Fase Lútea

La progesterona es clave en la fase lútea (la semana previa al período menstrual), cuando el cuerpo necesita un ambiente de bajo estrés y un nivel más alto de glucosa para funcionar de manera óptima. En esta etapa, se recomienda evitar el ayuno, ya que la progesterona es muy sensible al cortisol y a los niveles de glucosa.

Razones para Evitar el Ayuno en la Fase Lútea:

  1. Sensibilidad al cortisol: La progesterona disminuye cuando el cortisol aumenta, lo cual puede ser provocado por el ayuno o el ejercicio intenso.
  2. Preferencia por niveles altos de glucosa: La progesterona favorece niveles de glucosa moderadamente elevados para mantener el cuerpo con energía. Esto significa que una dieta muy baja en carbohidratos o el ayuno prolongado no son favorables en esta fase.

Recomendación Nutricional para Apoyar la Progesterona

  • Alimentos recomendados: Opta por carbohidratos saludables como el boniato, arroz integral y calabaza.
  • Evita el ayuno: No es recomendable hacer ayunos de ninguna duración en esta fase del ciclo.


Consejos para Ayunar Según tu Ciclo Menstrual

  1. Ayunos más largos en la fase menstrual y folicular (estrógeno elevado).
  2. Ayunos moderados de hasta 15 horas durante la ovulación (testosterona y estrógeno elevados).
  3. Evita el ayuno en la fase lútea (progesterona elevada) y opta por carbohidratos saludables.

Beneficios de Adaptar el Ayuno a las Fases del Ciclo

Adaptar el ayuno a las fases hormonales no solo permite mantener un equilibrio en las hormonas sexuales femeninas, sino que también ayuda a:

  • Reducir el estrés en el cuerpo, minimizando la influencia del cortisol en las hormonas sexuales.
  • Optimizar la energía y el enfoque mental en cada fase del ciclo.
  • Preservar la fertilidad al evitar picos de insulina o cortisol que puedan afectar la producción de estrógeno y progesterona.

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